Análisis. Análisis. Cristina espera que Lijo le duerma las causasOpiniónPor Joaquín Morales Solá
Javier Milei es un presidente siempre inesperado. Su mejor nuevo amigo es el candidato a juez de la Corte más cuestionado que se recuerde, y las empresas de medicina prepaga, que pertenecen a un sector aliado del mandatario, se convirtieron en su peor enemigo. Versiones inmejorables señalan que el actual senador cristinista Eduardo “Wado” de Pedro le llevó a Máximo Kirchner a un amigo y promotor del juez federal Ariel Lijo como futuro miembro de la Corte Suprema. Ese amigo de Lijo le pidió al hijísimo que interceda ante su madre para que esta ponga los votos de que dispone en el Senado a favor del acuerdo del candidato. Convencido de que se trataba de una negociación, Máximo Kirchner preguntó qué es lo que le ofrecían a cambio a Cristina Kirchner, quien cuenta con entre 13 y 14 votos incondicionales en el Senado. Es un número crucial, porque el acuerdo de Lijo necesita de 48 votos en un cuerpo de 72 senadores en total. El interlocutor, con destacadas funciones en la Justicia, le respondió a Máximo que los tribunales no podrán hacer lo que exige Cristina. Ella no quiere una amnistía ni un indulto, sino que la Justicia la declare inocente y la absuelva de todos los delitos que se le imputan. Imposible, salvo que se quemen todos los expedientes y archivos de los tribunales. El influyente mediador con los Kirchner le prometió a Máximo, en cambio, la impunidad implícita de su madre, y le contó que Lijo es el “mejor anestesista” de la Justicia, con una vasta experiencia en el arte de hacer dormir las causas sensibles que le tocan. Razón no le faltó al destacado interlocutor del vástago de la dinastía Kirchner: hace más de 15 años que Lijo guarda en un cajón de su despacho de juez federal una denuncia de Carrió contra la compraventa de acciones de YPF entre Repsol y la familia Eskenazi. Quizás hoy la Argentina no estaría a punto de verse obligada a pagar 16.000 millones de dólares, como consecuencia de aquella operación, si la denuncia de Carrió hubiera progresado. Cristina Kirchner tomó nota de la propuesta y calló. Increíblemente, calló hasta en público sobre un juez (Lijo) al que en su momento vapuleó sin tregua y sin piedad en las redes sociales. Del despacho del magistrado se habían filtrado sus famosas charlas telefónicas privadas con Oscar Parrilli, a quien Lijo le tenía intervenido el teléfono. Aquellos misiles verbales de la expresidenta contra Lijo incluyeron también al juez de la Corte Ricardo Lorenzetti; a los dos les advirtió que los hacía penalmente responsables de la exposición mediática de sus conversaciones privadas. Esa negociación de hecho, oferta a Máximo Kirchner y silencio posterior de Cristina, es comentada con absoluto desparpajo por los representes parlamentarios del peronismo (todos hipercristinistas) en el Consejo de la Magistratura. La candidatura de Lijo fue propuesta precisamente por Lorenzetti, enemistado con los tres restantes jueces del máximo tribunal. Lorenzetti no logró todavía una reconciliación con Cristina Kirchner, pero ya frecuenta sus cercanías. Lorenzetti no llegó directamente a Javier Milei para llevarle la candidatura de Lijo; lo hizo a través de su poderosa hermana, Karina Milei. Al juez de la Corte lo introdujeron en el despacho de la hermanísima tres personajes polémicos: Freddy Lijo, hermano del juez; Daniel Angelici, que bascula entre el juego y la Justicia (y que ahora está lejos de Mauricio Macri), y Guillermo Scarcella, un exfuncionario de Daniel Scioli que ya debió enfrentar denuncias por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. La primera propuesta de Lorenzetti incluía a Miguel Licht, actual presidente del Tribunal Fiscal de la Nación, como juez de la Corte en reemplazo del actual magistrado Juan Carlos Maqueda para cuando este se jubile, en diciembre próximo. Licht fue anteriormente secretario letrado en las oficinas del propio Lorenzetti. Todo es tan extravagante como parece: un exempleado del juez de la Corte propuesto como juez de la Corte. Una gestión urgente de varios funcionarios, sobre todo del Ministerio de Justicia, frenó la candidatura de Licht y promovió la del académico Manuel García-Mansilla, que no tuvo ninguna impugnación hasta ahora. De todos modos, la gestión de reunir 48 votos le será muy difícil a cualquier candidato para juez de la Corte. Ya anunciaron que votarán en contra de Lijo, por ejemplo, los tres senadores por Córdoba: Luis Juez y la senadora de su partido Carmen Álvarez Rivero, y la senadora Alejandra Vigo, esposa del exgobernador Juan Schiaretti. Vigo destaca, con razón, la segregación de las mujeres en la futura integración de la Corte. La conducción nacional del radicalismo no se pronunció públicamente todavía, pero uno de los padrinos de Lijo, Angelici, es socio político del presidente de la UCR, Martín Lousteau. Ese partido tiene varios senadores. Hubo, en cambio, un documento de 40 dirigentes radicales muy conocidos (entre ellos, el exministro Juan Manuel Casella y el constitucionalista Antonio María Hernández) en el que manifestaron su total rechazo a la candidatura de Lijo. “Nuestro rechazo a Lijo representa a la amplia mayoría de los militantes radicales”, dijo uno de ellos.